
Desde que la editorial Ciudadela publicó en 2007 Guía políticamente incorrecta del calentamiento global (y del ecologismo), escrito Por Chistopher Horner y con prólogo de Gabriel Calzada, y que más tarde Libros Libres publicase Las mentiras del cambio climático, de Jorge Alcalde en el mismo año, apenas se ha escrito nada original sobre las políticas de cambio climático que, por otra parte, se han desarrollado con cierta profusión.
Da la impresión de que, a medida que avanza la legislación y se incluyen en los derechos de nueva generación, la oposición de la sociedad frente a estos temas es cada vez menor. También lo es la de los pensadores e intelectuales, que parecen avenirse a las teorías y marcos “políticamente correctos”. Esto podría deberse en gran a parte a la actual cultura de la cancelación, que a modo de moderna censura actúa como un inquisidor comprometiendo la reputación de cualquiera que ose desafiar el pensamiento preestablecido. Es posible que, incluso, el propio Jorge Alcalde acabase sucumbiendo, no ante las evidencias, pero sí ante la presión de una parte de la sociedad ruidosa y combativa, la más de las veces con modos poco educados y agradables.
Sin embargo, gritar y rasgarse las vestiduras no supone que se tenga razón, por lo que es misión de los que sueñan con ensanchar los límites del debate, el desafiar esa maliciosa lógica. Esto debería ser motivo más que suficiente para apostar por un libro como Ecología liberal para no ecologistas y no liberales, que va a contracorriente del paradigma dominante y que desafía sin miedo a las teorías mainstream, valiéndose de datos y de cierto sentido del humor.
José Ramón Arévalo, el autor, se mueve como pez en el agua en ese mar embravecido y su posición intelectual le ha supuesto notables y dolorosos desencuentros, porque frente a su opinión solo encontró descalificación y burla. Algunos presuntos intelectuales locales (escribimos para el mundo pero desde Canarias) son tan arrogantes que, una vez faltos de argumentos, se dedican a insultar como única acción. Obviamente, habrían militado con orgullo en cualquier tribunal de la Inquisición con la tranquilidad de que la sociedad lo consiente.
LGE Libros no nació para ampliar rangos, pero tampoco para reducirlos, lo que supone un motivo más que suficiente para apoyar editorialmente Ecología liberal para no ecologistas y no liberales. Donde encontrarás motivos más que suficientes para profundizar en este apasionante asunto, en cómo la política ha extendido sus tentáculos y se ha apoderado del ecologismo, utilizando el “cambio climático” como bandera para liderar una lucha ideológica.
Este debate ideológico, alejado de la realidad ecológica, presenta cualquier avance humano como una afrenta. En este sentido, se dedican a criticar insistentemente cualquier bienestar, mientras que se dedican a predicar para obtener más subvenciones para financiar unos estudios e informes, en los que se basarán las medidas políticas que se tomarán en el futuro y que, en muchos casos, se encaminan simplemente al empobrecimiento.
Sin paños calientes.
El libro está disponible en librerías y en Amazon (en papel y en digital)